Pasó bajo el arco de hiedra.Saludó a Minerva, cazadora, en una estatua de mármol. Al no oir respuesta a sus requiebros y galanteos se percató que estaba en la Tierra de los humanos, no en el sueño del Olimpo.Eso le produjo una desazón tan grande que comenzó a correr.
Un par de señoras charlaban acerca de los viajes a la Costa Blanca.
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