Y cuenta la tradición que unos cuantos cristianos, camuflados en Alarcón como espías, desertaron huyendo por unas cuevas que hay por la zona. Un niño los siguió de lejos y cuando los cristianos se fueron se introdujo en una cueva, descubriendo un tesoro que los moros habían escondido. Con el tiempo se supo que dicha cueva existía y que atravesando un lago subterráneo de agua llegaba a Tébar, desembocando en otro lago que hay al noroeste del pueblo...pero antes había un desvío que iba a la cueva de una casa...